La felicidad y otros cuentos

Felicidad: una sola palabra, cuatro sílabas y nueves letras, tras las que se esconden un millar de canciones, dos o tres toneladas de esperanza y 7.000 millones de humanos impacientes por hincarle el diente a la emoción más escurridiza jamás sentida. Por ella y para ella vivimos y por ella y para ella nos levantamos cada mañana: a veces buscándola, a veces, disfrutándola. Pero, ¿qué es la dichosa felicidad y cómo se conquista? No soy yo quién para dar lecciones a nadie, pero, después de 'centrifugar' el tema un poquito, me apetecía compartir un par de reflexiones contigo. Aquí van: 

  • No tiene sentido pensar en la felicidad de forma racional. Cuando reflexionamos sobre la felicidad solemos hacernos un razonamiento muy lógico (y muy occidental): "Si tengo x (un trabajo mejor, más dinero, 5 kilos menos...) seré feliz". Y, sin embargo, la realidad es puñetera y se empeña en quitarnos la razón: incluso cuando lo tenemos todo (objetivamente) para ser felices, no somos capaces de experimentarla plenamente (o al menos no siempre). Y es que la felicidad, esa fantástica sensación que te pone una genuina sonrisa en la cara y un brillo inconfundible en la mirada, no entiende de argumentos porque no es racional, como no lo es ninguna emoción conocida. La prueba esta en que, según varios estudios, los países más felices del mundo no son precisamente los más ricos, ni los más desarrollados cuando, según nuestro razonamiento, deberían serlo sin lugar a dudas. 



  • La auténtica felicidad sobreviviría a un tsunami (o la felicidad no está en las condiciones externas):  redundando un poco en la primera idea, podemos decir que la felicidad no está en las condiciones externas. Durante mucho tiempo me resistí a esta hipótesis tópica, típica y repetida hasta la saciedad  (para mí, resultaba obvio que sin algunas condiciones básicas, como la seguridad económica o un trabajo que me llenase, era imposible ser feliz). Y, sin embargo, hoy tengo que reconocer que quizás hay algo (o mucha) verdad en ella. Las condiciones externas importan, claro, pero la auténtica 'felicidad' no tiene nada que ver con ellas. Es una actitud ante la vida, una capacidad para sentir alegría y bienestar que corre por dentro y que sobrevive a todo lo que pasa más allá de las fronteras de nuestra piel: se puede estar devastado y, aun así, estar 'bien'. 

  • La felicidad no se fuerza, como una sonrisa en una foto: Ya lo decía Aristóteles: "La felicidad es un hábito". Yo diría más: la felicidad es un hábito mental. Nos empeñamos en perseguir la felicidad, un sentimiento, a fuerza de toneladas y toneladas de voluntad, forzándola como forzamos la sonrisa en una foto, y no es suficiente. Porque en este caso querer, a secas, no es sentir (ni poder). El Yoga me ha enseñado que para poder disfrutar de las miles de cosas estupendas que la vida nos pone por delante cada día es imprescindible tener una mente abierta y preparada para recibirlas: sólo de esa forma surge la felicidad 'natural'. Si uno ha pasado mucho tiempo cultivando emociones tóxicas (malos 'hábitos mentales', por así decir) como el pesimismo, el estrés o el victimismo, por ejemplo, será incapaz de ser plenamente feliz: no importa la playa paradisíaca a la que se escape, se llevará toda su basura mental en la maleta con el bañador y las chanclas. 

  • La felicidad se practica: Y aquí llegamos a la guinda de mi reflexión de esta semana, de nuevo, muy influenciada por mi práctica de Yoga: si la felicidad es un hábito mental podemos ser más felices, simplemente, entrenándonos para serlo. Existen personas con una capacidad 'natural' para ser felices y 'fluir', una bendición de la genética que no a todos nos ha tocado en gracia. Del mismo modo que hacemos ejercicio para corregir la propensión de nuestro cuerpo a coger unos kilitos de más, podemos hacer 'ejercicio' (mental) para corregir la tendencia de nuestra mente a 'intoxicarse' con emociones y pensamientos que nos impiden ser felices (las preocupaciones de la vida diaria, el estrés, el miedo, la negatividad...). La meditación no es una 'cosa mística' para 'freaks', es un ejercicio (cuyos beneficios han sido más que avalados por la ciencia) que nos ayuda a centrar la mente e identificar los patrones de pensamiento repetitivos (las 'neurosis', que dice siempre mi querida profe de Yoga, Paz) y las emociones que nos impiden fluir en el presente (la primera condición para ser felices). La meditación nos permite corregir estos patrones, que no son otra cosa que malos hábitos mentales (¿nunca has tenido la sensación de que te sentías mal por costumbre?), y los remplaza por otros nuevos y más sanos (¿y lo mejor? Puedes conseguirlo en 40 días, lo que se tarda, según los psicólogos, en incorporar / cambiar un hábito. Si aguantas hasta 8 semanas meditando habrás conseguido, según los científicos, producir cambios positivos en tu cerebro. Ahí es nada.)

Y dicho esto, me despido por esta semana con muchas ganas de seguir compartiendo contigo mis descubrimientos. ¡Ah! Y si te interesa la meditación (y entiendes bien el inglés) no dejes de probar esta estupenda app (puedes probarla gratis) que te aproximará a esta práctica de forma muy didáctica (y científica). Te encantará : )

¡Hasta la próxima!



2 comentarios :

Marina dijo...

¡Me quiero animar a probar la meditación! ¿Me podrías decir qué app recomiendas? No importa que esté en inglés.
Gracias por compartir esto con el resto ;)

Anónimo dijo...

Interesantes reflexiones.

 

DEFINICIÓN DE 'AIRE'

Dícese de ese fluido, misteriosos e invisible, compuesto por oxigeno, nitrógeno, entre otros, que nos insufla la vida en cada inhalación. No se ve, pero se siente: a veces caricia, como esa brisa suave de los primeros días del otoño, y a veces cuchilla, como ese viento gélido y cortante del invierno; a veces liberador, como una bocanada junto al mar, y a veces opresor, como agosto en Madrid.

SOBRE MI

Un día cualquiera, el espejo te devuelve la mirada de una chica cansada, con cara de malas pulgas y los ojos apagados. Y ese día, sabes que tienes que cambiar algo. Me llamo Susana y en este blog quiero compartir contigo mi particular búsqueda de la felicidad. ¿Una pista? Me van el Yoga, las reflexiones sobre lo divino y lo humano y las cosas bonitas. ¿Me acompañas?